La granada es rica en vitaminas A, B, y C, así como en potasio, fósforo, magnesio, calcio y sodio. Toda la planta de la granada contiene taninos y otras sustancias que la hacen antibacteriana, antiviral y astringente. El pericarpio de su fruto contiene taninos, ácido gálico y elágico entre otros, lo cual le proporciona propiedades interesantes para productos cosméticos astringentes y reguladores de la secreción sebácea. La vitamina C es muy importante a nivel cutáneo, ya que ayuda a mantener la integridad de la estructura de colágeno de la dermis, previniendo y combatiendo los síntomas cutáneos del envejecimiento.
La presencia de vitamina E también aumenta la actividad antioxidante de la granada por dos motivos:
• Actividad antioxidante: reducción de la formación de lipoperóxidos en la piel. La oxidación de los fosfolípidos altamente insaturados de la membrana celular genera lipoperóxidos que la desestabilizan y causan el envejecimiento de la piel.
• Actividad antiradicalaria: protege a las células de los radicales libres liberados por los lipoperóxidos y que están implicados en el envejecimiento de la piel.
La Granada resulta útil para productos cosméticos con actividad foto-protectora y protectora del ADN de la piel. Por otra parte, la actividad antiinflamatoria se debe en parte al contenido en vitamina E.